La estaca de la mirada rompiendo mi equilibrio,
que me mantiene despierto y sujétame el brío,
El estigma de la rosa brillando en sus pupilas,
encantando mis anhelos, destrozando mis casillas.
Y después de tanta herida aún no me he rendido,
pero estoy ya muy cansado, tiempo ha ya que no respiro,
por la perturbadora presencia de tu cuerpo, ser divino,
que me turba, sin saberlo, induciéndome un suspiro,
y ya ves, que cada vez que se aleja,
me derrito desde dentro, se me funden las defensas,
a ver si será, que me perturba tanta espera,
o que lo que yo creía hierro, ha resultado ser cera.
y una vez más, no tengo más remedio que armarme de paciencia,
quitarme las espinas, como buenamene pueda,
que ya se que no hay bandera blanca en esta guerra,
que por más que pasel tiempo, te amaré hasta que me muera.
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